El cinematógrafo
El invento de los
Lumière, tenía como antecedente el kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos
consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a partir de aquel
artefacto, que registraba imágenes en movimiento, aunque no era capaz de
reproducirlas. Aunque los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en
las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco a poco estas
proyecciones van atrayendo a un número de espectadores cada vez mayor. Las
primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias cinematográficas
que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado
exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores
saliendo de las fábricas, trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones
escenificadas grabadas en interiores. Algunas de estas cintas a las que nos
referimos son las famosas Salida de la fábrica (1895) o La llegada del tren a
la estación (1895)
Se distribuyó por
todo el mundo, por lo que una gran mayoría de personas había visto tales
imágenes en movimiento. Se consideraba como un espectáculo de feria, pero poco
después, se reinvindicó como un Arte. A partir de 1910 comienza a producirse en
Europa películas de mayor duración y calidad, mientras que, en Estados Unidos
empiezan a fundarse los primeros estudios cinematográficos.
Comenzó a surjir
problemas, tales como, el forzado conflicto legal, que causó que Estados unidos
eliminara la marca Lumière del cinematógrafo. Esto marcó la desligazón del cine
europeo y anglosajón. Sin embargo, el cine americano, pese a su producción
autóctona continuaba importando filmes franceses, el cual cambia a partir de la
Primera Guerra Mundial, en el que la mayor producción de cine pasaría a manos
anglosajones.
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